Una de las
cosas que más me gusta de la música es que tiene estructura, pero a la vez es
libre, te hace imaginar diferentes escenarios, es cambiante, influye en tu
estado de ánimo y hasta puedes percibir colores en ella. Pero, ¿una canción
puede funcionar y ser buena si no tiene un cantante? Por supuesto que sí.
Pareciera que en el imaginario colectivo las canciones instrumentales solo son
parte de soundtracks de películas o
son interpretadas por una orquesta sinfónica, pero, al contrario, hay canciones
instrumentales de todos los géneros y pueden ser parte de nuestro día a día así
como lo son las canciones que encabezan las listas de temas pop. Siempre me ha parecido admirable,
primero, saber tocar un instrumento musical, pero saber tocarlo casi que
automáticamente, tener un estilo propio, conocer toda la parte teórica de la
música, y tocar bien el instrumento incluso con otros instrumentos que acompañen,
me parece algo magnífico.
Desde niña
he estado rodeada de música. Estuve en clases de piano, un par de días en clase
de guitarra, quería entrar a una orquesta infantil así que vi solfeo por unos
meses y también estuve en los coros de mis colegios, pero no continué creo que
por falta de constancia. Reconozco que practicar me daba algo de pereza y, así
como cuando se practica un deporte, al aprender un instrumento musical lo
último que se debe tener es pereza, porque es algo de práctica constante,
diaria, incluso hay que practicar más de una vez al día. Siento que saber tocar
un instrumento musical, sea cual sea, requiere, además de constancia, pasión,
así que desde que soy consciente de eso, admiro cada vez más a cada artista que
voy a mencionar en este post, en
donde les recomendaré siete de mis canciones instrumentales favoritas.
1. From Within – Michel Camilo (2006)
Estoy
segura que la actividad principal de todos los hogares del mundo en esta época
de cuarentena ha sido ver películas, y la casa de mi papá no es la excepción.
Una de las películas que vimos hace unos días fue Calle 54, un documental
musical publicado en el 2000 que presenta a los mejores exponentes
contemporáneos del género latin jazz. Este documental fue
dirigido por el cineasta español Fernando Trueba y ganó un Premio Goya al Mejor
sonido. Básicamente, Calle 54 consiste en pequeñas narraciones y videos
musicales, y cada video me tenía fascinada, pero una de mis interpretaciones
favoritas fue la del pianista Michel Camilo, a quien Trueba, en su parte
introductoria, lo describe como “un virtuoso de su instrumento, cada vez que lo
oigo tocar tengo la sensación de ser testigo de un prodigio”. Puedo contribuir
a esta descripción diciendo que, luego de haberlo escuchado y ahora luego de
haberlo visto en este documental, es impresionante cómo sus manos vuelan en el
piano.
Michel
Camilo es un pianista dominicano que a los 16 años fue el miembro más joven de
la orquesta sinfónica de su país, y desde entonces ya cuenta con más de 45 años
de trayectoria musical. Él describe al piano como “un instrumento orquestal”, y
este instrumento lo ha llevado a viajar por todo el mundo, a tocar con artistas
como Tito Puente, Juan Luis Guerra, Chucho Valdés, Celia Cruz, Gloria Estefan y
muchos más, a recibir títulos Honoris
Causa en diversas universidades y a ganar un Grammy, tres Latin
Grammys y un Emmy. From within fue parte del soundtrack de
Calle 54, pero posteriormente Michel la añadió a su álbum Spain again, que fue lanzado en
2006.
2. Pez volador – Jorge Glem (2013)
Cumaná es
la capital del estado Sucre, en Venezuela, ahí nací y pasé toda mi
adolescencia. La persona más relevante a nivel histórico que ha nacido en
Cumaná era Antonio José de Sucre. Era. Cuando yo estaba en bachillerato,
empezaron a resonar los nombres de dos personas que estaban dejando a Cumaná en
alto: Antonio Saint Aubyn, la primera persona en nadar desde la isla de
Margarita hasta Cumaná (63 kilómetros) y hasta Puerto La Cruz (105 kilómetros);
y Jorge Glem, uno de los mayores exponentes del cuatro venezolano a nivel
nacional e internacional. Ambos eran, y espero que sigan siendo, prácticamente
dos rockstars en Cumaná a quienes todos querían conocer, y que
quienes ya los conocían lo mencionaban con orgullo, a veces hasta alardeando.
Antes de
que mi blog tomara este rumbo
musical, yo escribía sobre diversos temas, y en 2016 decidí empezar a hacer
entrevistas a las que agregaba fotos que yo misma tomaba al entrevistado.
Antonio Saint Aubyn, por ser accesible para mí porque era profesor de natación
de mi colegio y una persona con reconocimiento nacional, fue mi primer
entrevistado (si quieren leer la entrevista hagan click aquí), y después de
esa entrevista que le hice en la piscina del colegio en la que pude hacerle
todas las preguntas que quise con toda la calma del mundo, mi próximo objetivo
era entrevistar a Jorge Glem.
Jorge vive
en Nueva York, pero antes de irse de Venezuela dio varios conciertos, el último
fue en Cumaná y dije que esa era mi oportunidad, porque por lo general él
estaba en Caracas o fuera del país. Una profesora que quiero mucho era su
vecina y me dio su número, lo contacté y me dijo que fuera unas horas antes del
concierto a hacerle la entrevista durante la prueba de sonido. Un grupo de
fotógrafos, comunicadores y periodistas muy talentosos y yo aprovechamos la
prueba de sonido para tomarle las fotos que necesitábamos con la misma calma
con la que entrevisté a Antonio aquella vez, pero la prueba de sonido se
extendió tanto que tuve que eliminar varias preguntas que pensaba hacerle a
Jorge, y a pesar de eso, respondió todo muy amablemente e incluso recuerdo que
se apenó por no poder atendernos más tiempo. Cuando terminó la entrevista se
fue a cambiar de ropa, nosotros nos fuimos a nuestros asientos del teatro e
inició el concierto. La suma de ese increíble concierto y de haber logrado una
meta que me hizo sentir que yo soy capaz de conseguir mis objetivos
profesionales hicieron que me pusiera a llorar dentro de mi carro mientras
digería y agradecía todo lo que había pasado (si quieren leer la entrevista hagan click aquí).
Pez volador es mi canción favorita de Jorge Glem, la cual además
es dedicada a Cumaná, y pertenece a su tercer álbum solista En el Cerrito. Este álbum cuenta con
canciones propias y de otros artistas y fue grabado en Caracas en la Villa
Planchart, también llamada “Quinta El Cerrito”. Una casa construida en la
década de los ’50 por el arquitecto Gio Ponti con vista al cerro El Ávila y que
sirvió como fuente de inspiración para el presentador de televisión y escritor
Boris Izaguirre para escribir su novela Villa Diamante.
3. Rhapsody in blue – Orquesta Sinfónica de Chicago
(1999)
Originalmente
esta canción es de 1924 y pertenece a George Gershwin, un músico neoyorquino
descendiente de migrantes rusos, y es un tema que el director de la Whiteman
Band, Paul Whiteman, le encargó que compusiera, ya que quería una
composición original de jazz con música sinfónica. Gershwin no
estaba muy convencido de si podría hacerlo, pero junto con Ferde Grofe, quien
lo ayudó con la orquestación y los arreglos, pudo entregar el tema a tiempo y
fue un éxito.
Aunque esta
canción de jazz de orquesta pertenece a Gershwin, llegó a mí
gracias a mis padres,
quienes me compraron una hermosa película de Disney que fue parte de mi
infancia y de la de mi hermana y que volvemos a ver de vez en cuando: Fantasía 2000.
Esta película consta de ocho cortometrajes animados netamente musicales,
cuyo soundtrack corresponde a la Orquesta Sinfónica de
Chicago. Uno de los fragmentos de la película recibe el nombre de esta canción,
y es una historia que se desarrolla en la Nueva York de los años ’30, donde
incluso George Gershwin aparece representado tocando el piano.
Tal vez
Fantasía 2000 tiene mucha influencia en cómo percibo a Rhapsody in Blue porque,
aparte de escuchar esta canción en la que el piano es protagonista y
acompañante, también pude tener una representación gráfica de este tema. Pero
el hecho de que hayan usado esta canción para representar diferentes escenarios
de la agitada Nueva York me parece muy apropiado. Para mí, esta canción suena a
todo lo que he visto y escuchado de La Gran Manzana. Rhapsody in Blue es velocidad, elegancia, diversión,
melancolía, una mezcla de sonidos, majestuosidad, y gracias a todo lo que las
películas, series, canciones y mis conocidos me han manifestado sobre Nueva
York, siento que la ciudad y la canción tienen en común todo lo que mencioné.
Espero algún día poder comprobarlo con mis propios ojos.
4. Waltz
for Marguie – Fito Páez (2007)
El cantante
argentino Fito Páez cuenta con 23 álbumes de estudio, 4 álbumes en vivo, 12 álbumes
recopilatorios y 7 Latin Grammys, es sin duda uno de mis
cantantes favoritos, creador de grandes éxitos del rock en español como Circo Beat,
Mariposa Tecknicolor, El amor después
del amor y muchos otros, pero siento que hay un álbum suyo que, a pesar de que
lo hizo ganar el Latin Grammy como Mejor álbum cantautor, no tiene la popularidad que se
merece, y ese álbum se llama Rodolfo.
Rodolfo es el décimo quinto álbum de Fito Páez y siento que
es un álbum muy diferente a los otros que ha hecho, pero a la vez es muy él. Se
siente mucho la esencia de Fito en cada segundo del disco, un disco tan simple
pero tan lleno en donde las canciones solo cuentan con su voz y la música del
piano que él también toca. Fito canta en la mayoría de las canciones, pero
tiene algunas instrumentales, y Waltz
for Marguie es la que me parece más hermosa. Durante la producción de este
álbum, se filmó un documental dirigido por Fernando Rubio y producido por
Gastón Pauls, llamado “Las manos al piano”, en donde se muestra la relación de
Fito Páez con el piano, un poco de su vida y a su familia.
5. Reptile – Eric Clapton (2001)
Esta
canción me trae buenos recuerdos porque hace unos años yo tenía un programa de
radio junto con un chico y una chica. Cuando empezamos a buscar patrocinantes
para el programa teníamos que llevar el guión hecho para la cuña con toda la
información de la marca y podíamos sugerir la canción que sonaría de fondo. Uno
de mis patrocinantes fue mi papá, él hace rehabilitación física a gente que ha
sufrido algún accidente o lesión, pero la hace en piscinas, también da clases
de iniciación en el agua a bebés y es entrenador de natación. Es una labor muy
linda así que necesitaba una canción que creara una atmósfera igual de linda y
escogí ésta, la primera canción del álbum Reptile, el décimo cuarto álbum de Eric Clapton, la cual
también conocí gracias a mi papá, y quedó perfecta.
Eric
Clapton es un cantante, compositor y guitarrista que formó parte de las
bandas Cream de 1963 a 1965, y The Yardbirds de
1966 a 1968, y también se ha desempeñado como solista. Clapton ha participado
en soundtracks de películas como Volver al futuro, Patch
Adams, Goodfellas, Wayne’s world, Escuela de rock, Starsky
& Hutch y muchas otras. También, estuvo de segundo lugar en la
lista de la revista Rolling Stones “Los 100 guitarristas más
grandes de todos los tiempos”, y de cuarto lugar en la lista de Gibson
“Los 50 mejores guitarristas de todos los tiempos”.
6. No pregunto cuántos son – Bajofondo (2007)
Fue difícil
para mí escoger solo una canción de Bajofondo, este grupo de tango fusión y
electro tango conformado por argentinos y uruguayos que inició en 2001 y llamó
mi atención como desde 2011 aproximadamente porque hacen música totalmente
diferente a todo lo que yo había escuchado antes. Pero finalmente me decidí por
esta, una canción misteriosa, fuerte, interesante, con suspenso y que me
encantaría verla siendo usada para una coreografía de tango con hip hop.
No pregunto cuántos son pertenece al álbum Mar dulce, un álbum que cuenta con 16 canciones en el que también
participan los cantantes Gustavo Cerati, Nelly Furtado, Mala Rodríguez y
Julieta Venegas. Su música ha cruzado fronteras, tanto que, en los Juegos
Olímpicos de Londres en 2012, el equipo ruso de gimnasia usó tres canciones de
este álbum para su rutina.
7. Danza
Lucumi – Bebo Valdés (2006)
Oír esta
canción me transporta a algún lugar que, más que hacerme sentir feliz, me hace
sentir en paz. Al escucharla me imagino estando en un lugar muy natural, muy
verde, con colinas, cascadas, el cielo bien azul, el sol radiante, pero sin
calor y árboles altos. Tal vez algo así como las partes más rurales del pueblo
de La Puerta en Venezuela, de Cuenca en Ecuador o tal vez de algún lugar que
aún no he conocido que tenga esas características, pero sería un sueño poder estar
en un sitio así mientras escucho esta canción.
Bebo Valdés
es un pianista, compositor, arreglista y director de orquesta cubano sumamente
talentoso e importante que me encanta. Su hijo, Chucho Valdés, también es un
pianista igual de talentoso y reconocido al que deberían escuchar, pero hoy les
recomiendo a Bebo porque su música entró primero a mi vida que la de Chucho,
así que Bebo tiene prioridad. Conocí Danza
Lucumi gracias al álbum que se llama como su intérprete (literalmente, se
llama Bebo), nunca la había
escuchado antes de Bebo, pero esta es
una canción que originalmente pertenece al también cubano, Ernesto Lecuona,
quien, según cuenta Chucho Valdés, era gran amigo de su padre y hasta tocaron
juntos en algunas ocasiones.
Espero que
les haya gustado este post y las canciones que les recomendé hoy, que las
escuchen y las disfruten.
Pueden
seguirme en Instagram y Twitter como @amandaviloriaf
Hasta
el próximo post. Amanda.

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