Quiero empezar
a hacer una serie de posts de mis canciones
favoritas de cantantes de diferentes países, y qué mejor manera de empezar que
hablando de la música de mi país: Venezuela.
Pasé mi
infancia oyendo gaitas (por mi papá y su familia), música llanera (por mi
abuelo materno) y cada navidad o año nuevo que pasé en Cumaná, cantaba
aguinaldos con mi familia materna y sus amigos. La música tradicional de
Venezuela no es precisamente la música que más escucho en mi día a día, pero
esta cercanía a ella y percibir lo diversa que es, me hizo apreciarla y
disfrutarla.
Luego esa
música típica fue cambiada por artistas más modernos y juveniles como Vos Veis,
Tecupae, Mermelada Bunch, Franco y Oscarcito, Caramelos de Cianuro y Amigos
Invisibles. Y durante mi adolescencia, empezó a crecer una movida de rock e indie de artistas que, en su mayoría, son de Caracas y habían
participado en el Festival de Nuevas Bandas, como Los Mesoneros, La Vida
Boheme, Rawayana y Los Colores. Hoy en día, gracias a su talento excepcional y
a la migración venezolana, se están haciendo escuchar cada vez en más países.
Hace casi 3
años que vivo en Ecuador, y aunque he escuchado música de artistas ecuatorianos
y me gusta la música de artistas de todo tipo de nacionalidades, cada cierto
tiempo me doy cuenta que escucho música de artistas venezolanos con mucha
frecuencia. A veces me da un poco de vergüenza con mis amigos de Ecuador o con
mi novio porque la mayoría de música que les recomiendo es de artistas
venezolanos, pero lo que me hace sentir así no es el origen de esa música, sino
el hecho de no querer sentir que mi mente se quedó “varada” en Venezuela y que
mi gusto musical está limitado netamente a los artistas de mi país.
Ese
sentimiento de vergüenza conmigo misma no dura mucho, porque rápidamente entro
en razón de que, aunque escuche artistas de todo el mundo, los de Venezuela
representan mis raíces. Crecí con su música y he visto cómo su talento y su
éxito ha crecido también, la mayoría de los conciertos a los que he ido son de
cantantes venezolanos (incluso desde que vivo en Ecuador) y mis raíces siempre
van a estar ahí porque han contribuido a formar mi identidad y la de muchas
otras personas.
Los artistas
venezolanos, independientemente del género que interpreten, son el sonido de mi
país, y en el post de hoy quiero recomendarles a mis lectores
venezolanos y de cualquier otro país, mis ocho
canciones favoritas de artistas venezolanos.
1.
Óyeme
nena – Los Amigos Invisibles (2009)
Fue difícil escoger
una sola canción de una banda que tiene más de 20 años haciendo música
excelente, pero luego de una exhaustiva selección hoy les recomiendo Óyeme nena. Esta canción forma parte de
su sexto álbum de estudio, Commercial,
álbum que les hizo ganar su primer Grammy
Latino por Mejor Álbum Alternativo.
Una de las
cosas que más me gusta de Los Amigos Invisibles es que no dudan en arriesgarse
a interpretar canciones de diferentes géneros como funk, disco, merengue, bossa
nova, salsa, calipso, pop y
baladas, por tan solo nombrar algunos. Y a cada género que interpretan logran
imprimirle su sello personal y hacer que identifiques fácilmente algunas
canciones suyas si las escuchas por ahí.
Los Amigos
Invisibles se caracterizan por sus canciones jocosas, con humor de doble
sentido y sexys, en las que los
sintetizadores y los sonidos electrónicos, aunque no son los protagonistas, son
un elemento clave, pero Óyeme nena
es una canción que forma parte del otro lado característico de los Amigos
Invisibles: las canciones románticas. Óyeme nena forma parte de Commercial, pero también pueden
escucharla en su álbum Acústico, que
fue grabado durante un show en vivo
desde México. Sea cual sea la versión que escuchen o la que más les guste, sin
duda Óyeme nena es una joya.
2.
Últimas
palabras – Los Mesoneros (2019)
La banda Los
Mesoneros inició en Caracas en 2006 y en 2011 lanzaron Indeleble, álbum que los hizo ser la única banda independiente de
Venezuela en tener más de tres nominaciones al Latin Grammy. Desde entonces su talento y su éxito han ido
creciendo como la espuma. En un principio pensaba recomendarles una canción
suya de su segundo álbum, pero finalmente me decidí por esta porque de verdad
que Pangea, su tercer y más reciente
álbum, es simplemente sobresaliente. Y, por si les interesa, los chicos de Los
Mesoneros empezaron un podcast
llamado De dónde vienen las ideas, en el cual hablan del origen y la creación
de cada canción de Pangea. Estoy
esperando con ansias el episodio de Últimas
palabras.
Pero mientras
esperamos por ese episodio en su podcast,
Luis Jiménez, el vocalista de la banda, dijo en una entrevista que Últimas palabras trata sobre la
decisión de dejar atrás sentimientos negativos y buscar algo mejor. Y a pesar
de que esto suene a un tema lento y de melodía triste, resulta que Últimas palabras es todo lo contrario a
eso. La guitarra en esta canción me fascina, y cada cambio de melodía es
atrapante. Y, así como Óyeme nena, esta canción también tiene versión acústica.
Lo único bueno de Pangea no son solo
sus canciones, sino también sus videos musicales, los cuales han estado bajo la
dirección de Juan Ignacio Sucre, el guitarrista de la banda.
3.
Funky
Fiesta – Rawayana feat. José Luis Pardo (2016)
En noviembre
de 2016, Rawayana se presentó en el centro comercial Sambil de Maracaibo como
parte de su gira Trippy Caribbean Tour.
Cantaron sus temas más populares y la mayoría de las canciones de su recién salido
álbum, Trippy Caribbean, un disco donde
no todo fue reggae y playa como nos
esperábamos, también cantaron boleros, merengue y hasta cumbia. Días antes del
concierto busqué canciones que no conocía de Rawayana para ir más preparada,
pero con respecto a Trippy Caribbean
admito que no me preparé lo suficiente, en la mayoría de las canciones nuevas
fue más lo que escuché que lo que pude cantar.
Recuerdo que el
concierto empezó muy tarde. Recién a la 1:30 am, fue que salió Rawayana. A
medida que el concierto iba avanzando mis energías se iban reponiendo, y cuando
empezó Funky Fiesta no podía creer
lo que estaba viviendo. Rawayana empezó a tocar esta canción nueva demasiado funky que parecía que todo el mundo se
sabía menos yo, y, aunque no podía cantar junto a la multitud, me dejé llevar,
sentí la funky fiesta en mí, bailé
entre la gente y desde entonces esta es definitivamente mi canción favorita de
Rawayana. Tres años después, en Guayaquil, volví a verlos en vivo y, ahora que
estaba más preparada para cantar todas las canciones, el concierto se me hizo
muchísimo más divertido. Además, me gustó haber visto a un Rawayana más interactivo
con el público. Demostraron que en esos tres años habían crecido mucho.
Rawayana
inició en 2007 en la ciudad de Caracas, se dieron a conocer en el Festival de
Nuevas Bandas de 2010 y publicaron su primer álbum en 2011. Trippy Caribbean es su tercer álbum, y
algunos meses después de su publicación lanzaron en Youtube el video musical de Funky
Fiesta, que fue dirigido por Adolfo Bueno y es igual de funky y groovy que esta canción en la que participa José Luis Pardo, ex
integrante de Los Amigos Invisibles, a quien volveré a mencionar más adelante.
4.
Pruebas
– Los Colores (2015)
Esta canción,
y varias más de esta agrupación que también participó en el Festival de Nuevas
Bandas, llegaron a mí gracias a mi mejor amigo, que es tan seguidor y fan de muchas bandas venezolanas como
yo. Esta fue la primera canción de Los Colores que me recomendó y me enganché
con ella de inmediato. La escuchaba todos los días, le dije que la sacara en
guitarra (nunca la sacó, por cierto) y empecé a buscar más canciones de este
grupo. Admito que fue un poco difícil porque buscaba “Los Colores” en Youtube y encontraba muchos videos de
juegos con colores para niños.
La banda Los
Colores se mueve entre el rock, pop y
bolero, y la revista Billboard los
mencionó entre las 10 jóvenes promesas latinoamericanas de 2013. Clásico, su primer álbum, fue producido
por Rudy Pagliuca, guitarrista de la banda Malanga y productor musical de
varias bandas venezolanas.
Lo que más me
gusta de Pruebas es su combinación
de blues con pop y cómo el vocalista te muestra sin filtros su gran rango vocal
y poco a poco le va dando más solidez a la canción. El video musical de Pruebas, un video sin final feliz que
te tiene en tensión hasta que termina, fue dirigido por José Ostos. Lo único
que no me gusta de esta canción es que dura apenas un poco más de dos minutos,
y definitivamente no es suficiente tiempo para mí.
5.
Semilla
– Simón Grossmann (2018)
Simón Grossmann
es de mis descubrimientos venezolanos más recientes, y de los que más me
gustan. Veía su nombre en las redes sociales porque la gente compartía su
canción Agüitaecoco y meses después
la escuché. No me gustó mucho porque la sentí como la típica canción romántica
poética de ukelele a la que le huyo porque me empalaga, pero la voz ronca de
Simón Grossmann totalmente diferente a todo lo que estaba sonando me hizo
querer seguir escuchando más de él.
Prácticamente
descubrí a Simón Grossmann junto con mi novio. Pienso fue por varios días nuestra canción fija para escuchar en el
carro, pero cuando nos encontramos con Semilla,
esta canción tropical con una historia que te mantiene atento y que empieza
con la frase “el que se quedó pegao se quedó pegao” me encantó. Tras escucharla
varias veces, mi novio y yo teníamos un debate, porque yo la percibo como una
canción normal de dos personas que se conocen y se coquetean como quien no
quiere la cosa, pero él dice que la canción hace una analogía a la marihuana. Sin
importar su trasfondo, Semilla es
indudablemente espectacular.
Simón Grossmann
fue telonero del Trippy Caribbean Tour
en Estados Unidos. Sus dos primeros álbumes fueron producidos por José Luis
Pardo, ex integrante de Los Amigos Invisibles, y contaron con Carlos Imperatori,
miembro actual de la banda Arawato, en la ingeniería de grabación. El video de Semilla cuenta con la participación del
comediante José Rafael Guzmán y el tecladista de Los Mesoneros, Carlos Sardi, y
fue grabada en el Guadalupe Inn, una
casa ubicada en México DF diseñada por Diego Rivera que, una semana después de
la grabación de este video musical, fue declarada Patrimonio Cultural.
6.
Veneno
– Caramelos de Cianuro (2006)
No sé cuándo
esta se volvió mi canción favorita de Caramelos de Cianuro, pero me pasó como
imagino que le pasa a las personas que se enamoran de alguien de su promoción
del colegio. Se han tenido cerca por más de diez años y de la nada empezó a
surgir una magia, viste algo en esa persona que no habías visto antes y nació
un amor profundo e intenso. Eso me pasó con Veneno.
Antes de
ponerme informativa les voy a contar una anécdota con esta canción. El primer
concierto al que fui en Ecuador fue al de Caramelos de Cianuro en la playa San
Mateo, y el concierto empezó nada más y nada menos que con la parte
instrumental de Veneno de cuando dicen “creí merecer más de una, no fui
suficiente para dos”. Les juro que ese momento fue mágico. Y luego de que ya
estaba a punto de llorar de la emoción, empezaron a tocar Sanitarios, y no tocaron nunca Veneno.
El concierto estuvo increíble, pero ese opening
que se fue a otra canción me dolió en el alma.
Ahora,
entrando en materia, Caramelos de Cianuro se formó en 1989, lanzaron su primer
EP en 1992 y su primer álbum en 1993. Desde entonces han compuesto más de 70
canciones, dan un promedio de más de 80 shows
al año y marcaron pauta entre las demás bandas venezolanas a inicios de los
2000 aliándose con marcas como Pepsi, Movistar, LG, entre otras.
El álbum Flor de Fuego fue una etapa de reinvención
para la banda, porque redujeron el doble sentido, la ironía y el humor que
habían dado a sus álbumes anteriores para empezar a hacer canciones de temas
más serios. Para el álbum Flor de Fuego,
entró a la banda el bajista actual, Pavel Tello, cantaron junto a Óscar D’Leon
la canción Así, y es considerado
como uno de los discos de rock más
costosos de Venezuela. No sé si siga en venta o dónde pueda conseguirse, pero si
les gusta Caramelos de Cianuro les recomiendo que lean el libro La carretera,
escrito por William Padrón y publicado por Libros El Nacional, en donde de una
forma ligera pero interesante los integrantes, ex integrantes y equipo de
trabajo cuentan la historia de la banda y sus vivencias.
7.
Viernes
Negro/Helena – La Vida Boheme (2013)
Mi primer
acercamiento a la música de La Vida Boheme fue a mis 14 años. Participé en un
concurso intercolegial nacional de artes en la parte de fotografía, y ese año
clasifiqué entre los pre-seleccionados. Antes de escoger a los ganadores se
hacía una exposición en Caracas, a la que tuve la fortuna de asistir, donde
mostraban los trabajos de los pre-seleccionados en fotografía y video. Recuerdo
que para el concurso de Video había diferentes categorías, entre ellas, video
musical, que debía hacerse con canciones previamente establecidas, y había
canciones de La Vida Boheme y de Los Mesoneros. Desde entonces, toda la movida rock/indie de principios de la década de
2010, para mí, suena a Caracas.
Uno o dos años
más tarde, quise buscar canciones de la banda que no conociera y encontré esta
maravilla. En Spotify pueden
conseguir Viernes Negro y Helena como canciones separadas, pero,
como para el momento en que las conseguí Spotify
no se usaba, estas dos canciones juntas las encontré en Youtube, y la escuché porque su título
decía “Viernes Negro/Helena con José Rafael Guzmán y Led Varela”. La
curiosidad de oír cantar a estos comediantes me hizo abrir el video, pero aunque
solo aparecen y no cantan, esa curiosidad me hizo toparme con esta canción de
ritmo tan fuerte que me enganchó inmediatamente.
La Vida Boheme
inició en 2006, ganaron el Festival de Nuevas Bandas de 2008 y en 2010
publicaron su primer álbum. Esta banda se adentra en el punk, indie, rock y electrónica y, aunque no es su logro más
importante pero sí es destacable, tienen canciones suyas en los video juegos
FIFA 12 y Grand Theft Auto V. Las
canciones de Será, su segundo álbum,
están notoriamente inspiradas en la problemática situación político-social de
Venezuela. Este álbum fue producido por Rudy Pagliuca y ganó el Latin Grammy al Mejor álbum de rock.
Extra:
Escuchen Último round, su más reciente
tema.
8.
Whitemix
– Huáscar Barradas (2013)
Entre tanto
talento caraqueño, es momento de mencionar a un músico excepcional de
Maracaibo. Huáscar Barradas, fue flautista principal de la Orquesta Sinfónica
de Maracaibo y de la Orquesta Filarmónica Nacional de Venezuela, es miembro
fundador de la primera Orquesta Nacional Infantil y uno de los creadores del
movimiento musical “Neo Folklore”. Huáscar estudió Jazz en el City College of
New York, dirección de orquesta en la Julliard
School of Music y música barroca en la Escuela Superior de Música de
Frankfurt.
Si no conocen
a Huáscar Barradas olviden el prejuicio de que la música clásica es aburrida.
¡Huáscar es un rockstar! Da grandes conciertos en donde muestra sus creaciones
o las re versiones que hace a temas tanto de música clásica como del folklore
nacional y hasta internacional, y en cada tema se muestra una fusión de su
género original con reggaetón, jazz,
flamenco, pop, electrónica, tambores,
merengue, tango, gaitas, etc. El talento y la innovación de Huáscar en la
música lo ha llevado a tocar con grandes artistas como Oscar D’León, Simón
Díaz, Chino y Nacho, Rosario Flores, Miguel Bosé, y más.
Whitemix pertenece a su álbum Karibe, en el cual confesó que la
mayoría de las canciones fueron escritas en aviones, y, sabiendo que da más de
100 conciertos al año, tiene sentido que los aviones sean su lugar para
componer. En Whitemix se unen las
canciones Agua Fresca y Moliendo Café, de Hugo Blanco, pero
obviamente, con el toque de Huáscar, agregándole
electrónica y una percusión de salsa que marca las transiciones a estas canciones
del folklore venezolano. Él ha hecho que la música folklórica venezolana sea
más atractiva para las nuevas generaciones, y fusionar géneros musicales tan
acertadamente es algo que pocas personas pueden lograr. Entre esas, está
Huáscar Barradas.
Espero que les
haya gustado el post de hoy y que
escuchen las canciones que desconozcan y algunas más de talentosos artistas
venezolanos en mi Spotify (Amanda
Viloria).
No se olviden
de seguir en Instagram a
@escuchaaestoo
Muchas gracias
por leer y hasta el próximo post.
Amanda.